jueves, 7 de abril de 2011

"ARGENTINA TRABAJA" DIPLOMATURA UNIVERSITARIA PARA COOPERATIVISTAS

Aprobada esa instancia inicial que dura un año los estudiantes podrán hacer una tecnicatura e incluso una licenciatura en Economía Social. Lo cursado en ese primer año será reconocido tanto por la UNQui como por otras casas de estudios superiores. En la cursada se abordan, entre otras áreas, salud comunitaria, dirigencia social, pedagogía social, comunicación social y teatro comunitario. La intención es que los referentes puedan llevar al barrio la experiencia aprendida en el aula y que a su vez debatan en clase los problemas concretos que aparecen en el trabajo cotidiano.
El origen de esta propuesta pedagógica surge de la concepción del Ministerio de Educación de que el conocimiento puede nacer de la intereacción entre la academia y los sectores populares.En la población que compone el programa de cooperativas que impulsa el Gobierno “había dos necesidades: una era trabajo y la otra educación”. A su vez, dentro del plano educativo se planteó un doble desafío. “Por un lado, buscamos mejorar el piso de inclusión educativa, es decir, que quienes no pudieron, terminen sus estudios primarios y secundarios. Por otro, no queremos que ese piso sea un techo. Es ahí que aparece la propuesta de ofrecer estudios superiores”,
La explicación de Romina Pereyra, cooperativista de San Justo, grafica de forma clara el impacto del trabajo áulico. “Le empezamos a poner nombre a las cosas que manejamos en forma cotidiana”. En la última clase que cursó definieron a las instituciones de la sociedad por su condición de privadas, públicas o de tercer sector y analizaron la relación que se da en cada barrio con algunas de éstas, por ejemplo con la Iglesia. “Poder rotular estas cuestiones es una gran herramienta”, consideró. La joven, de 27 años, también destacó “la posibilidad de volcar en la clase cada problema que hay en la cooperativa”.
Las palabras de los trabajadores irradian ganas de estudiar, esas mismas que llevan después de cada cursada a sus casas, a sus calles. El obrero de Rafael Castillo narró cómo la socialización de la experiencia universitaria ya empezó a dar sus frutos. “Hablé con compañeros que tienen entre 40 y 50 años para decirles que vengan conmigo a estudiar y en marzo muchos van a empezar a cursar la secundaria” para después poder hacer la diplomatura. Del Arco compartió: “Mi nena de 17 me ve estudiando y ahora quiere ir la universidad”.
........ “la universidad se abra a una interrelación con otros saberes”.
..“la metodología consiste en partir de la práctica, reflexionar sobre eso con la ayuda de materiales teóricos para luego volver a la práctica”, es decir, a situaciones concretas de los trabajadores. Con todo este proceso de participación de los obreros “la universidad se ve conmovida, se ve interpelada”. “El impacto de esto para la sociedad va a ser muy importante”, enfatizó.
De cara al futuro, desde el Ministerio de Educación ya están en tratativas para abrir la diplomatura en las universidades de Luján y Moreno, en provincia de Buenos Aires.Es que según datos oficiales, casi el 80 por ciento de los cooperativistas incorporados al programa Argentina Trabaja no pudo completar sus estudios primarios o secundarios, y sólo 109 de los cerca de 150 mil trabajadores incluidos tienen título universitario. En ese sentido, el funcionario sostuvo: “Apostamos a que a las universidades entren los trabajadores organizados”. Para concluir, Romina Ferreyra compartió: “Muchos habíamos dejado los ámbitos educativos y poder volver a un aula en estas condiciones nos pone muy contentos”.
Informe: Leonardo Rossi.
Educación democrática

Esa costumbre de subestimar a los jóvenes

Publicado el 22 de Febrero de 2011



Al sostener que en la materia Política y Ciudadanía, la palabra ‘escrache’ remite a prácticas autoritarias y/o fascistas, se daña el derecho de los alumnos a saber de qué se trata y se evita cuestionar el pasado reciente y no tan reciente.

  A pesar de que la sociedad adulta les exige a los jóvenes cada vez más responsabilidad, por otro lado les da un mensaje contradictorio –e incluso de subestimación– sobre su capacidad crítica para poder entender la complejidad de la actualidad. Esta subestimación de su capacidad para el abordaje y análisis crítico de los problemas se observó esta semana cuando un sector puso el grito en el cielo al enterarse de que en la materia Política y Ciudadanía, de 5º año de la secundaria de la provincia de Buenos Aires, se verá la cuestión de los piquetes, los graffiti, las pintadas y el “escrache”.
Según las encuestas, y siempre según ellas, entre los temas que preocupan a la sociedad está el de la seguridad en primer término, el trabajo, la inflación y la educación. Siendo una preocupación social el de la educación, vale recordar el para qué y el porqué una Nación, un pueblo, considera que la educación es su base. Parecerá absurdo tener que explicar lo obvio, pero ante las embestidas de los sectores conservadores y de derecha sobre la política educativa, y en particular de los contenidos que ven los alumnos y alumnas, no hay que dar nada por obvio. De lo contrario, al igual que ahora, no hubiera sido cuestionado el hablar de educación sexual en las escuelas.
Uno de los principios básicos de la Ley Nacional de Educación 26.206 (LEN), sancionada durante el gobierno de Néstor Kirchner, es considerar a “la educación y el conocimiento” como “un bien público y un derecho personal y social, garantizados por el Estado”, lo que, traducido, significa que sus sujetos, los destinatarios de la educación en todos sus niveles, son sujetos de derecho. Puesto el eje en estas claves, se debatió la Ley 13.688 de la provincia de Buenos Aires que aprobó la Legislatura en 2007. De esa consulta participaron más de 3,5 millones de personas. Entre otros, padres, alumnos, docentes, gremios y distintos credos dieron su opinión sobre qué educación requería la provincia relacionada a un todo que es la Nación.
La ley provincial establece cuatro niveles educativos: inicial, primaria, secundaria y superior, los tres primeros obligatorios. La secundaria es de seis años de duración y se divide en básica y superior. Tiene, y debería seguir teniendo, el objetivo de formar adolescentes y jóvenes para la ciudadanía, para continuar los estudios y para el trabajo, centrándose en que a los 18 años, cuando egresen, puedan gozar de todos los derechos como ciudadanos y a su vez sean responsables de las obligaciones que se tienen como sujetos sociales.
Al sostener que en la materia Política y Ciudadanía la palabra escrache remite a prácticas autoritarias y/o fascistas, se daña no sólo el derecho a saber de los alumnos de qué se trata sino, además, se evita cuestionar el pasado reciente y no tan reciente. Y lo más grave: se les niega la posibilidad a esos alumnos y alumnas de compartir su propia historia, la particular.
En los ’90, por si alguno no lo recuerda, la implementación de las políticas neoliberales dejó a millones de personas sin trabajo y a sus hijos al borde de la ruta, mientras sus padres la cortaban reclamando derechos sociales. Las leyes de Obediencia Debida, Punto Final e Indulto para los genocidas, provocó que “hijos de los Desaparecidos”, hicieran escraches, con un sentido muy distinto a los que se produjeron por parte de un sector neoliberal y reaccionario en contra de un gobierno nacional y popular por la Resolución 125. Por supuesto que son escraches con significados distintos, pero esto no quiere decir que no se trate en las aulas, que se desconozca que los jóvenes están atravesados por esa historia, que son contemporáneos y que los implica.
Gracias, entre otras políticas, a la Asignación Universal por Hijo (AUH) la matrícula educativa se incrementó un 25 %. Volvieron a la escuela los que fueron excluidos, echados. Están esos jóvenes, hijos, de aquellos desocupados-piqueteros que hoy tienen trabajo. Están los vecinos de esos Hijos que alguna vez irrumpieron en un tribunal para denunciar a un genocida. Entonces hay que aprovechar esa oportunidad de compartir las interpretaciones de los hechos, de generar espacios para el debate.
Entre los objetivos de Política y Ciudadanía está el de “buscar una complejización cada vez mayor, en tanto posibilidad de abordar contextos y relaciones cada vez más complejos para la enseñanza y el aprendizaje, apoyándose en la capacidad analítica de los sujetos, que a través del avance en sus trayectorias educativas también se ha complejizado”, y se agrega que “la autonomía habilita la capacidad de poder hacer fortaleciendo las relaciones de reciprocidad e igualdad y promoviendo las prácticas de construcción de normas compartidas basadas en el respeto mutuo”.
Tanto para el presente como para construir el futuro, en toda sociedad se necesita de una masa crítica y comprometida con el bienestar común. El presente es la consecuencia del pasado y que lo que vendrá se cimenta en el ahora.
Los jóvenes no son impermeables a  las consecuencias de los hechos del pasado que conforman el hoy. Ante la cada vez más difícil realidad que los circunda es necesario brindarles las herramientas para que como personas de derecho puedan comprender, interpretar y tomar decisiones sobre el mundo que los rodea. Un mundo que los espera de brazos abiertos para ser actores activos. Hay que confiar en ellos, que con seguridad, lo harán muy bien diez o excelente.